jueves, 18 de enero de 2018

LA GUERRA DE LOS DIEZ AÑOS EN CUBA Y EL PROBLEMA DE LAS QUINTAS



El 10 de octubre de 1868 estalló una insurrección independentista en la isla de Cuba encabezada en el pueblo de Yara por el coronel Carlos Manuel de Céspedes que tras liberar a sus esclavos dio el Grito de Yara. Pocos días después Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba en la que se exponían sus quejas contra el gobierno español: sistema fiscal injusto con el que se financiaban asuntos ajenos a Cuba, imposibilidad de libre comercio, mantenimiento de la esclavitud, falta de autogobierno. Los independentistas cubanos, con el apoyo de Estados Unidos, elaboraron una Constitución propia para la isla en abril de 1869 y confirmaron a Carlos Manuel de Céspedes como presidente de la República "en armas". La rebelión fue secundada sobre todo en la parte oriental de la isla, más atrasada económicamente que la occidental, que mayoritariamente se mantuvo fiel a España. Pese a que en un primer momento la sublevación no tuvo mucha repercusión, la actitud represora del general Lersundi provocó que la simpatía hacia los rebeldes y las críticas hacia el gobierno español se extendieran.


"Horrorosa escena de un combate en las barricadas de Jerez", marzo de 1869
Ilustración de VAleriano Becquer para el Museo Universal 

En estas circunstancias, el gobierno no podía cumplir una de las reivindicaciones más importantes de las Juntas durante la Revolución de septiembre de 1868: la supresión de las quintas, de hecho, aunque durante la campaña electoral de las elecciones municipales de diciembre de 1868 el gobierno mantuvo la promesa de suprimir las quintas, tras las elecciones se vio obligado a llamar a filas a la quinta del 69 con objeto de reclutar a 25.000 hombres que debían acudir a Cuba. En muchas ciudades surgieron motines e insurrecciones contra el llamamiento a filas.