miércoles, 23 de enero de 2013

LAS ELECCIONES DURANTE LA RESTAURACIÓN


Cánovas y Sagasta se turnan en poder y desde él manipulan el proceso electoral para facilitar la próxima victoria de su opnente

Las leyes electorales durante la Restauración

Tras decidir que candidatos deben salir elegidos en cada circunscripción electoral, el ministro de la Gobernación transmite las órdenes oportunas a los gobernadores civíles, éstos a los alcaldes y éstos finalmente al cacique que en cada pueblo debe para desplegar todos los mecanismos de influencia sobre la población. Esta caricatura hace énfasis en que, en el último momento, todo dependía del cacique, que era quien detentaba el verdadero poder a nivel local para decidir el resultado de las elecciones, incluso más que el propio ministro.

Después de pasar muchos/ pésimos ratos/ el Ministro encasilla /los candidatos.
Y arreglado el asunto/ del mejor modo/ dice mirando al cielo/ "Dios sobre todo".
A los gobernadores/ dice severo:/ "Coacciones y chanchullos/ jamás tolero".
"Los votos solamente/ quiero que valgan/ conque así hagamos votos/ porque éstos salgan".
Y los aleccionados/ gobernadores/ dicen a los alcaldes:/ "¡Ojo, señores!
A estos favorecidos/ hay que sacarlos;/y no hay que hacer pucheros.../ sino volcarlos". 
Pero llega el momento/ "salta" un cacique/ a quien en su distrito/ no hay quien replique/
y saca con correctas/ formas sencillas/ a los encasillados/ de sus casillas.

 Compra de votos

 Resurrección de "lázaros"

 Influencia de los "poderes fácticos" locales sobre los electores y "pucherazo"

Más influencia de la oligarquía local y más "lázaros"

Sagasta representrado como el gran manipulador electoral. Llevado en procesión por los diputados sobre un gran embudo (representa los votos que han de pasar a las urnas y los que no), custodiado por un guardia civil y un matón al servicio del sistema electoral  y seguido por una procesión de votantes que a la fuerza , incluidos varios lázaros, son llevados a votar mientras a los candidatos de los partidos que están fuera del sistema (con bandas rojas) como republicanos, socialistas, carlistas, nacionalistas y otros se los lleva detenidos para evitar que voten o hagan campaña.

El resultado final: la alternancia pacífica de los partidos dinásticos desde 1885 y la exclusión de los demás partidos, a los que se les permite una presencia testimonial en las Cortes.